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¿De dónde salen todos estos "Trazos azules"?

¿Alguna vez has visto los bocetos de una gran obra maestra? ¿Alguna vez te has detenido a estudiar todos esos trazos, a veces limpios, a veces confusos? Es otra manera de entender el arte, no mirar la obra en sí, sino todo el trabajo y sentimiento que hay detrás. Una obra terminada es, tan sólo, lo que el artista quería que viéramos. Pero los bocetos... Los bocetos son el artista. Son su mundo interior. Es la idea pura, sin censura. Y en cada trazo puedes ver su dolor, sus ilusiones, las esperanzas de una vida desvaneciéndose o las lágrimas llevándose consigo el pigmento que compone el caos de las líneas entrecruzadas. Y todas esas líneas, todos esos trazos, a primera vista confusos, dibujan de la manera más clara el sentimiento que el artista realmente quiere expresar. Los artistas a veces son confusos. Son personas, y las personas somos confusas, complejas. Los artistas simplemente tienen el don de plasmarlo en el arte en el que, por todas estas razones, todos nos encontramos. Porque somos igual de confusos, igual de personas.

Por eso os doy la bienvenida a "Trazos azules", porque espero que esto sea la idea pura, la idea sin censura de lo que, por supuesto, nada tiene que se asemeje a una obra maestra. Mas este lugar es mi refugio, es el reflejo de mi mundo interior, de todas mis ilusiones, esperanzas, experiencias, desventuras y preocupaciones. Este es un lugar en el que siempre me he sentido segura, arropada. Es el lugar al que siempre vuelvo, y el lugar del que jamás sería capaz de irme. Este rincón es un pedacito de mí, por eso mis trazos son azules, y por eso aquí me encontraréis a mí.

¿Y quién es Yaiza Penslaför?

Soy esa chica que se está pringando de pintura azul hasta la nariz. A mis veintidós años tengo muchas cosas claras sobre la vida, y la mayoría de ellas son dudas. "Penslaför", del islandés, significa "pinceladas" y a veces me da la sensación de que no soy más que eso. Otras veces, me veo también como una admiradora de la belleza, una apasionada de todo lo divino que tiene el arte.

Este blog es, para mí, un proyecto de vida. Me ha acompañado durante muchísimos años, a pesar de mis idas y venidas. A pesar de ser víctimas de la desfachatez de las musas. Y durante todo ese tiempo, ambos hemos cambiado. Trazos azules no siempre ha sido Trazos azules. Pero seguimos juntos: creciendo, madurando, completando los bocetos de la obra final.

En resumen, estoy aquí porque es muy probable que no tenga otro sitio tan mío. O quizá sea más apropiado decir que estoy aquí porque no tengo otro sitio a donde ir.

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